jueves, 14 de marzo de 2013

Una nueva cultura organizacional


“Vendí todos los activos que me generaban gastos fijos”- me dice el Gerente, que no se preocupa por las apariencias y sin tapujos me cuenta que se tuvo que comprar un traje para ir a la oficina de Guillermo Moreno- “Reduje la nómina de personal un 60%. La gente gasta, cuanto menos gente, menos gastos”. Me explica que se está creando una forma de liderazgo, una nueva cultura de empresa en plena expansión: “Yo tengo que aumentar el EBITDA y el valor de las acciones. Si me das a tu madre, la vendo”.

 Los vaivenes de la economía y las constantes amenazas de crisis (si es que ya no nos encontramos en el fondo de una) están cambiando la forma de administrar empresas. Este nuevo método está en pleno auge en Latinoamérica y se está expandiendo hacia el Norte, con gran apoyo de los gobiernos. La nueva cultura deja de lado aviones empresariales,  viajes en clase ejecutiva, oficinas con frutas y choferes. La tendencia lleva a las organizaciones a la simplicidad: una notebook para cada uno, escritorios libres, muebles sin renovar. Basta de lujos innecesarios. De esta forma se eliminan los gastos y se mejoran los resultados contables de la empresa, fiel reflejo del valor bursátil.

-“Qué preferís? Oficinas lindas y un sueldo de 5 mil pesos u oficinas feas y 10 mil? Seguro que si te doy 50 trabajás en la fábrica”.
-“Bueno, pero los beneficios a los empleados y trabajar en un ambiente lindo da un retorno intangible, difícil de medir”.
-“Nosotros te damos plata. Si querés, usala para pintar las paredes de tu oficina”.

La nueva forma de gestión tiene sólidas bases en los valores. La meritocracia aplicada a todos los niveles se ve día a día: jóvenes generando resultados escalando en la estructura con gente a cargo que duplica su edad: “Ganas le gana a experiencia” dice el Gerente.

La confianza en los empleados es plena, se delega completa autoridad y responsabilidad para tomar decisiones. Los fracasos son éxitos si dejan una enseñanza, y tanto unos como los otros son propios.

El nuevo foco empresario hace hincapié en la calidad y en compartir el conocimiento: “Si se encuentra una receta para mejorar un proceso pero vos ya lo sabías 3 meses antes, nos hiciste perder plata 3 meses”. A la nueva cultura empresarial le gusta la simplicidad, porque ésta alimenta la agilidad, y la agilidad alimenta el éxito. El personal está orientado a los resultados: “Querés trabajar 3 días por semana? Trabajá 3 días por semana. Querés trabajar a la madrugada? El lunes no venís? No me des explicaciones. A fin de mes vemos los resultados y si funcionó, bien”.

El personal se mantiene motivado por los evidentes casos de éxito y bajo los efectos del llamado valor Nike: nada es imposible. “Soñar grande y soñar chico toman el mismo trabajo, así que mejor soñá grande”.

El pegamento que mantiene todos los valores intactos es la ética. Comportamientos dudosos son inaceptables. No se dan coimas para aumentar ventas o ganancias, no se dan regalos a sindicalistas. Se pagan todos los impuestos y así se mantiene una relación estable con el estado independiente del gobierno de turno: “Hace 22 anos que no tenemos una huelga”.

Nos encontramos en el advenimiento de una nueva cultura organizacional. Una cultura que deja de lado excentricidades y cuida la plata de la empresa. Una cultura que busca maximizar ganancias aumentando ventas y reducir costos mejorando los procesos, igualito a la teoría de los libros.

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